Para siempre la mejor amiga...
Mi mejor amiga y yo somos como el agua y aceite. Ella es blanco, yo soy negro. Nunca coincidimos, pero a pesar de pensar tan diferente, siempre logramos entendernos. Aunque no esté de acuerdo conmigo, me escucha y podemos platicar por largas horas sobre un mismo tema. Ser empática, saber escuchar y respetar las ideas de los demás es algo que he aprendido de ella.
Ella es dulce y cariñosa. Digamos que yo no tanto. Siempre tiene el comentario perfecto para levantarte el ánimo. Si estoy triste, es a la primera persona a quién le quiero contar (si estoy enojada, feliz, confundida o estresada, también).
Ella es perfecionista, yo algo desaliñada. Tenemos gustos opuestos, pero si vamos de compras necesito que me dé su opinión y su visto bueno.
Ella es prudente, yo hablo hasta por los codos. Me regaña por todas las tonterías que hago y digo, pero se ríe de ellas de igual forma. Intuye qué me pasa sin que le diga una palabra. Es medio maga. Y podemos reír hasta llorar de las cosas más simples.
Ella es conservadora, yo liberal. Aun así tiene los mejores consejos para mis hijos, y la mejor manera de darlos. Siempre me quiere cambiar algo. Yo a ella no le cambió nada. Porque nuestro lazo es inquebrantable.
Cuando la conocí, me abrazó y supimos inmediatamente que nuestra amistad era para siempre. Desde ese día nunca ha dejado de ser solidaria y entregada a esta maravillosa amistad.
Sólo le quiero decir que la quiero, que es mi inspiración, que la admiro y la amo.
Lo que ustedes no saben es que ella tiene el nombre más lindo del mundo, se llama Mamá.
¡Ah! y hace el mejor piojito del mundo.
@grace_arteluz
Grace Navarro colabora semanalmente en el blog de Diarios en Tacones www.diariosentacones.com